Nací en Perú en la costa Norte, crecí en un lugar frente al mar, y desde niña tuve la influencia de la pasión por el surf de mi familia, aunque no aprendí a surfear sino hasta que vine a Costa Rica a mis 16 años. Posteriormente viajé por varias partes del país y hace 6 años encontré Nosara, sitio al que llegué originalmente para graduarme como profesora de yoga. Luego de este curso, abrí junto con las escuelas locales un programa de yoga para niños, sin fines de lucro durante 3 meses.
Aunque siempre me han gustado los niños, fue ésta experiencia la que confirmó mi pasión por trabajar junto a ellos, así fue como decidí establecer mi negocio: un campamento de lecciones de Surf para niños.
Las cosas que más me gustan de Nosara: las olas, la tranquilidad que hay en el ambiente, sin bulla de carros ni tráfico y por supuesto la gente. Lo unico que lamento en la vida es no haberme acercado a Dios mucho antes. Si tuviera una moraleja que dejarle a la humanidad sería agradecerle siempre a Dios por lo que tenemos ya que todo es gracias a él.
